sábado, 25 de agosto de 2007

Evaluación: Más que una simple nota

Podemos decir que la evaluación está presente desde el inicio del mundo.
Si nos acercamos a la Biblia, a los primeros capítulos de Génesis, nos daremos cuenta que cada cosa que Dios crea es evaluada por el mismo “…Y dijo Dios: sea la luz y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena, y separo la luz de las tinieblas… Génesis 1:3-4” Aquí nace la primera evaluación, que vista desde el punto pedagógico es conceptual y formativa, ya que no es cuantitativa o con nota.
Si analizo mi vida y las instancias en las cuales he sido evaluada, veo que generalmente han sido cuantitativas, evaluando solo el resultado y no el proceso, por esto mismo yo tenía un mal concepto de evaluación. Para mi la evaluación era una prueba en la cual me ponen una nota, la que diría si había aprendido la materia pasada en clases. Ahora entiendo que la evaluación es una instancia más de aprendizaje, que solo tiene sentido cuando pasa a ser parte natural del proceso de aprendizaje. Yo como futuro Profesor debo conocer lo que mis alumnos saben, lo que están en proceso de aprender, las áreas en las que fallan y los errores que cometen para corregirlos y seguir aprendiendo a través de ellos.
Una vez tuve un “profesor” (entre comillas porque creo que a alguien así no se le puede llamar profesor) de matemáticas que lo único que sabía era humillar a los que tenían menos aptitudes para este ramo, entre ellos a mi; recuerdo que estudiaba tanto para cada prueba pero me iba mal y cuando le pedía ayuda externa al horario de clases solía decirme que era perdida de tiempo ya que igual no iba a lograr un buen resultado conmigo, mientras que mi mejor amiga estudiaba muy poco y le iba bien. Un día conseguí que otra persona me enseñara la materia, aprendí muy bien, llegado el momento de la prueba saque mejor nota que mi amiga, obviamente yo estaba muy feliz, pero el profesor no creyó en mí, y dijo frente todo mi curso que yo le había copiado a mi amiga, por que yo sola no era capaz. Nunca he tenido muy buena autoestima referente a lo que soy capaz de hacer, y con este profesor fue peor. Al año siguiente me cambiaron el profesor y este era muy distinto cada día de clases era una instancia de aprendizaje, recuerdo que saque muy buenas notas con el, además no solo hacia evaluaciones cuantitativas sino que formativas, las cuales me ayudaron mucho. Siempre recordare a estos 2 profesores: uno me hizo tanto bien, y el otro por el contrario me humillo lo que más pudo.
Puedo darme cuenta que la evaluación debe ser analizada a través de diferentes puntos, pensando que cada alumno es diferente, y que un buen profesor debe ser capaz de sacar adelante desde el alumno con aptitudes hasta el con mayores dificultades, resaltando las cosas buenas de cada niño, ya que todos somos capaces de aprender en formas correcta.