sábado, 22 de septiembre de 2007

Del dicho al hecho hay mucho trecho...

A medida que pasan los años todas las cosas, en el ámbito que sean, van evolucionando; la evaluación no es la excepción.
Con el paso de los años la evolución ha intentado mejorarse dando a entender la importancia que tiene este proceso en el aprendizaje.
Podemos decir que la evaluación a pasado por muchos cambios, sin embargo el más significativo en primera instancia es el paso de una evaluación centrada en el resultado a una enfocada tanto en el proceso como en el resultado, no dejando de lado la individualidad de cada alumno, que es muy importante a la hora de evaluar ya que todos somos distintos y tenemos diferentes capacidades.
A pesar de todas las grandes y buenas ideas que existen en las nuevas propuestas evaluativas, muchas veces no existe la unión de ellas con la práctica de cada docente, por lo tanto ¿de que sirve si los profesores no las utilizan?... de nada… Debemos estar concientes de que cada evaluación está directamente relacionada con los docentes, ya que son estos los que tienen que entenderla como un suceso ligado directamente con el proceso de enseñanza aprendizaje.
En los años 80, se empezó a concebir una nueva propuesta evaluativa la cual ocupa estrategias autoevaluativas y coevaluativas, o sea participación de otros agentes, no solo la del profesor.
Collins, Brown y Neuman (1995), señala esta forma de evaluación se “concibe como un proceso colaborativo y multidireccional, en el cual los alumnos se autoevalúan, son evaluados por sus pares y por el maestro y éste a se vez aprende de y con sus alumnos”
Esta nueva forma, al contrario de la otra orienta a los estudiantes, les ofrece procedimientos nuevos, requiere vivencias personales, es formativa, estimula a la superación, considera el contexto del alumno, ofrece un trato equitativo y justo y el profesor es solo un facilitador.
Todo cambio produce conflicto, la evaluación no se queda atrás; mientras antes se tenía como fuente de conocimiento al docente, ahora éste sólo tiene la función de buscar estrategias de anclaje entre el conocimiento previo con los nuevos aprendizajes. Este es un cambio que necesita de un tiempo determinado para ser interiorizado por cada profesor. La teoría evaluativa anterior a esta demoro bastante en ser aceptada, y ahora cuando se logro, nuevamente se esta cambiando, por lo tanto todos deben acostumbrarse y volver a empezar con los nuevos procesos constructivistas, lo que significa crear nuevas estrategias.
Como alumnos de pedagogía podemos reflexionar sobre distinto puntos o distintas técnicas de evaluación, proponiendo nuevas estrategias u omitiendo otras.
Quizá el proceso evaluativo pueda seguir evolucionando de manera significativa con ideas realmente buenas; sin embargo todos estos puntos mencionados son sólo teorías. Para mi la función de un profesor requiere la estrecha unión entre teoría y práctica ya que la evaluación es un proceso en el cual se tiene que llevar si o si a la práctica, por lo tanto nuestra gran meta es llevar a la práctica todo lo que aprendemos y reflexionamos.
La mayoría de los profesores no cuentan con esto, pueden saber muchas cosas, pero al momento de evaluar se van por lo más cómodo, sobre todo los profesores de educación física, que ven la evaluación como una nota, un resultado.
Existe un dicho “del dicho al hecho hay mucho trecho”, creo que es un problema que muchas personas tienen y como profesores debemos valorizar y ejercer correctamente nuestra profesión siendo consecuentes con nuestros conocimientos y nuestra forma de evaluar y enseñar, ya que al no hacerlo estaríamos traicionándonos a nosotros mismos y peor aún perjudicando a nuestros alumnos.